Este número de ESS puede leerse como una introducción a la extensa literatura y creciente sobre fronteras. En las páginas que siguen presentamos una pequeña muestra de la amplia gama de temas incluso con el corte que hemos propuesto, afín a la revista, de considerar la educación superior en zonas de fronteras y transfronterizas. Pero, algunos lectores dirán, ¿no es este acaso un mundo sin fronteras? Como bien lo señala Hannerz (1996) en un trabajo que hemos reproducido en este número, «resulta aventurado afirmarlo. Algunas fronteras sólo se pueden cruzar con grandes dificultades, o no se pueden cruzar; otras existen en las mentes de las personas; otras son decididamente visibles en el exterior, y están señaladas por la presencia de gorras y uniformes». Las fronteras esuenan para algunos como lugares míticos, de quimeras, de híbridos extraños, de portentos, de peligros y misterios. Las imágenes espaciales y culturales se confunden. A veces las fronteras son lugares vacíos, inhóspitos, que parecen olvidados por los hombres, un fin de mundo, el límite entre algo y nada.